La patria está en momentos cruciales; se nos fue el gran timonel revolucionario, eso no lo podemos negar, aun cuando su ideal y sus ejemplos son de diario acontecer y de aprendizaje constante para su pueblo divino, para unos quizás fortuitos y para otros muchos, amor y rigor de unión, lucha, batalla y en espera de una certera victoria. Por favor, es de consciencia, es de naturaleza revolucionaria, es de exclusivo gran apego a la memoria, es de patriotismo de razón y fuerza al momento histórico, que nos hagamos de la sensatez de la cordura y sopesemos nuestras actuaciones; en bien de quién, para quién, por qué y para qué, hemos llegado al nivel de hacernos llamar revolucionario, o es que le damos más valor agregado a la irrita división en pro de perder el connotable legado recién heredado y sobre avanzar sólo a los intereses unipersonales y mezquinos; de ser así, camaradas, estamos entregando la patria que nos forjó el Comandante Supremo y sería la peor de la traiciones e ingratitud a sus esfuerzos y entrega de vida.
Pareciere que estamos bien entrampados en nuestros propios delirios a veces de inútiles grandezas; muy entendible que emerjan las tendencias, que se planteen: la diversidad y el rico y necesario debate que hace crecer; mas, es inaudito que le llevemos al fatal grado de la enemistad, por demás ridícula e infantil y, que sólo nos llevaría a servirle en bandeja a la derecha imperial la patria que ahora sí tenemos gracias a la gran labor de educación y consciencia hecha por el Gigante de Gigantes, que le estemos dando cabida al real enemigo con nuestras conductas de indisciplinada actuación, al creernos los eruditos de la palabra política y amos totales y sine qua non de cómo se construye el socialismo bolivariano que desempolvó y nos creó Hugo Chávez. No hagamos fiesta de lo que nada nos cuesta, nos diría él; nos dejó y nos recomendó al camarada Nicolás Maduro, es el presidente con todas las de la ley, pues él, merece todo nuestro irrestricto apoyo incondicional, junto a él debemos ser un único cuerpo de lucha; a eso, se refirió Chávez, esa fue la tarea encomendada.
En momentos de eminentes peligros, que son una verdad innegable y que estamos viviendo ante las pretensiones de los lacayos serviles del imperio, como lo está siendo el desquiciado asecho a la total tranquilidad de la patria, es cuando debemos ser un cuadro cerrado, una sola voz de mando y un único timonel de dirección de la nave a aguas tranquilas, no debe haber ninguna turbulencia interna, la serenidad y paz debe reinar.
Todas las fuerzas y las energías positivas, han de estar al servicio del propósito principal, la revolución y, llevar a puerto seguro su nave para desembarca la libertad y propagarle en todos los puertos del planeta; mas, no es cualquier nave, ella significa el derrocamiento y la total erradicación a más de 500 años de oprobio, humillación y yugo, significa la liberación a la esclavitud mundial que ha sobrevivido bajo figuras de turnos; esa, a la que han disfrazado y que hoy le denominan neo-liberalismo, vean y sientan cuán importante es nuestra encomendada labor y que inició Chávez; somos un pueblo digno de él, no le podemos fallar.
Las turbulencias no tienen por qué ser de nuestra índole; basta y sobra con las de la derecha traidora, que a diario tenemos que combatir, vencer y anular, para de recoveco tener que sobre cargarnos de más dificultades y malgastar nuestro tiempo precioso de lucha; además, eso es demostrar una inequívoca inmadurez injustificable y una gran falta de consciencia revolucionaria que a estas alturas de la lucha, deben estar curtidas por la trayectoria de las batallas logradas.
Un llamado debemos hacernos a cavilar y hurgar en lo profundo de nuestros criterios y diferencias para unificar la esencia y razón que nos debe guiar al fin único; con la prosopopeya, iríamos directo al fracaso y retroceso de las luchas alcanzadas, estaríamos sacrificando demasiado por nada, y, sí hemos de seguir con nuestras naturales diferencias, que ellas estén encausadas a la razón revolucionaria, fuera de ella somos un irracional de errónea lucha; deslastrémonos de la vanidad, que la historia nos da un espacio a cada uno de nosotros y seamos conforme con los que nos toca de ella; el protagonismo excesivo es una incultura y una secuela colonial, dejémosla atrás en su pasado histórico, pasemos la página y escribamos todo lo bueno que podamos aportarle. Chávez nunca pensó en él, sacrificó todo por su ideal, le fue fiel hasta la muerte y más allá de ella; qué nos cuesta emularle un poquito y dar más por la patria que por las apetencias individuales; se lucha y batalla desde todo espacio, lo importante es legar a la patria hijos que con nuestros ejemplos sepan y puedan mantenerla firme ante las contiguas arremetidas de ayer, hoy y mañana; la canalla no descasará jamás, siempre insistirá, aunque se le merme a mínimos grados de acción.
Quiero y pretendo que con este modesto aporte, pueda abrir de par en par las puertas, para que entremos en el umbral de la historia reciente y nos aprehendamos de todo mensaje que en cada uno de los discursos, nuestro líder inmortal nos escenificó, ocupémonos de leerlos, verlos y escucharlos con mesurada preocupación, ahí está la clave de la unión, lucha, batalla y victoria, se los aseguro; debemos tener patria eterna.- ¡¡¡Chávez Siempre!!!