Los recientes y estrepitosos fracasos experimentados por Estados Unidos en la OEA, su otrora “Ministerio de Colonias”, al tratar de aplicarnos los recursos injerencistas pacíficos y no tan pacíficos que prevén los estatutos de esa organización y la ineficacia de las amenazas en tono mayor proferidas por su funcionariado del más alto nivel, desde el presidente, vicepresidente y secretario de estado, pasando por los líderes parlamentarios de los dos partidos que soportan el sistema, así como por diferentes voceros de distinto pelaje del Congreso y el Departamento de Estado, todas ellas neutralizadas de manera magistral y oportuna por los Camaradas Maduro, Cabello, Jaua y otros voceros legítimos del gobierno y de distintas organizaciones de nuestra revolución, aunadas a la comprobada planificación y financiamiento del golpe continuado que nos vienen aplicando desde hace más de 6 semanas, cuyos ejecutores nacionales e importados parecen no estar logrando los resultados esperados por ellos, son hechos que conducen a pensar, de manera indubitable, que la intervención militar, bajo cualquiera de las modalidades que han aplicado por siglos a todo lo largo y ancho del mundo, comienza a perfilarse como la opción más probable a ser intentada en el corto y mediano plazo. 

Sólo la totalidad de los grupos que conforman la dirigencia opositora, cuya entrega y sumisión al imperio parece ser junto con el odio a Chávez y a nuestra revolución, el único factor que realmente los une y por supuesto la inmensa mayoría de la masa que los sigue de manera absolutamente acrítica, es capaz de negar la validez de la conclusión anterior, y esto a pesar de que no hay actividad de calle de esa oposición en la que individualidades y/o grupos de participantes dejen de solicitar la intervención militar gringa de manera explícita, como lo hizo la inefable Patricia Poleo desde las tierras del imperio mismo donde se encuentra prófuga de la justicia venezolana a mediados del pasado mes de febrero, al difundir desde su cuenta Twitter (@PattyPoleo) un enlace de internet que permite suscribir una carta dirigida al inquilino de la “Casa Blanca” para rogarle una intervención internacional de nuestro país (1). ¿Podrá encontrarse una actitud más rastrera, entreguista y cipaya? 

Estoy haciendo mención a esta acendrada condición “pitiyanqui” de nuestra oposición porque es necesario dejar claro que, a diferencia de la invasión por parte de las potencias europeas de la época (Reino Unido, Alemania e Italia), de la que fuimos objeto en 1.902 – 1.903, repelida por la totalidad del país ya que la ruda pero consciente y nacionalista oposición de esos días tuvo el gesto aplazar la lucha interna y cerrar filas detrás del Presidente Cipriano Castro, al influjo su incendiaria y conocida proclama: «¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!», la invasión imperial a la que estamos haciendo referencia habría de ser repelida sólo por las fuerzas de la revolución, no pudiendo esperarse de la oposición nada más auspicioso que una neutralidad cómplice con el invasor, siendo lo previsible que en la mayoría de los casos desarrolle una abierta colaboración con el mismo. No podemos perder de vista que el autismo político de esta oposición es de tal magnitud que una inmensa mayoría de ella llega al extremo de considerar que no se vería afectada por una eventual invasión gringa. ¿Acaso será que la bomba de neutrones de los gringos, aquella que sólo destruye seres vivos, dejando intacta la infraestructura física circundante ha sido modificada para matar sólo chavistas y nosotros no nos hemos enterado? 

A continuación habré de presentar una descripción resumida de los escenarios bajo los cuales podría desarrollarse la invasión, seguido en cada caso de un análisis sencillo de su probabilidad de ocurrencia o de éxito, con el propósito de proveer el marco de referencia necesario paran plantear finalmente la manera de repelerla exitosamente: 

  1. Escenario Venezuela 2.002

Un gobierno de transición, instaurado a partir de un golpe de estado exitoso, precedido de una lucida acción de calle de la sociedad civil con amplio despliegue mediático, solicitaría la intervención de las fuerzas militares gringas prevenidas para ello en el espacio marítimo venezolano, cuya presencia en esa oportunidad estuvo plenamente comprobada según un informe de la Fuerza Aérea  Venezolana que fue encontrado en el Palacio de Miraflores tras la huída de “Carmona el Breve”.

Un formato similar fue aplicado exitosamente por J. V. Gómez que para dar el golpe a su compadre Cipriano Castro, simuló una revuelta popular encabezada, ¡oh casualidad! por los estudiantes de la muy elitista universidad de aquella época y solicitó la intervención militar gringa, materializada con el desembarco de una parte de los 5.000 efectivos militares que llegaron a bordo de una flotilla gringa de cuatro acorazados y una cañonera fondeada en el Puerto de La Guaira, seguida del entusiasta recibimiento en Palacio del enviado William Buchanan.

Este es uno de muchos formatos que han intentado aplicar en la actual coyuntura, bajo la absurda premisa de que Maduro se vería obligado a renunciar, dando paso al “deseado gobierno de transición”. Su éxito requiere que se instaure el gobierno de facto y que se mantenga el tiempo necesario para solicitar la intervención militar que lo consolide. Este formato estará condenado al más rotundo fracaso en nuestro país mientras contemos con la lealtad de la FANB. 

  1. Escenario Guatemala 1.954 – Cuba 1.961

Estados Unidos organizó y financió sendos ejércitos expedicionarios con base en efectivos militares de los gobiernos precedentes de ambos países, más civiles y mercenarios nacionales y extranjeros, apoyando su ingreso subrepticio al territorio nacional para establecer un “territorio liberado” cuyo gobierno solicitaría la invasión gringa. Previamente los gringos habían practicado incursiones aéreas más o menos encubiertas sobre blancos estratégicos. En Guatemala lograron derrocar al gobierno de base popular de Jacobo Arbenz pero en Cuba, la revolución propinó al imperio su primera derrota de índole militar en América. Estimo que este es un formato poco probable de ser aplicado en Venezuela, dada la proverbial estulticia y cobardía de los antiguos mandos militares de la cuarta república e inicios de la quinta, actualmente dedicados a  “hacer la revolución internet desde Miami” en medio del disfrute de las mieles del “american way of life”. No estaría excluido que intentasen hacer algunas incursiones áreas con los aviones adquiridos por los meritócratas petroleros basados en Colombia, denunciados en su oportunidad por J. V. Rangel, dotados de falsas insignias de nuestra Fuerza Aérea y tripulados por mercenarios. 

  1. Escenario República Dominicana 1.965

Estados Unidos auspició una revuelta interna en contra de Juan Bosh, quien había sido electo presidente constitucional, por considerar que su gobierno detentaba “posiciones inamistosas”. En medio de tal revuelta invadió con un reducido contingente de tropas de élite, con la excusa de proteger la vida y los bienes de sus ciudadanos residentes en la isla y una vez controlada la situación solicitó a la OEA la conformación de una fuerza militar, 100 veces mayor al contingente inicial, integrado en su mayoría por tropas estadounidenses, dando al traste con la naciente democracia de la porción oriental de la Isla de Santo Domingo. Este formato es absolutamente inviable ente nosotros mientras se mantenga la actual correlación de fuerzas en el organismo multiestatal, que hizo posible las derrotas que señalábamos al comienzo de estas notas. 

  1. Escenario de aplicación del TIAR

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, aunque nunca ha sido aplicado con alcances militares como es su propósito, si ha sido aplicado en varias oportunidades (Venezuela-Cuba, 1.963-64; Honduras-El Salvador, 1.969-71 y 1.976-80 y Reino Unido-Nicaragua, 1.972, entre otras) con alcances diplomáticos, consulares, políticos y económicos. En este hipotético caso, el gobierno cipayo de Colombia simularía una agresión militar por parte de nuestro gobierno, o sea un falso positivo tan común en ese narco para país y seguidamente invocaría la aplicación del tratado en contra de Venezuela. Obviamente que la fuerza multiestatal interventora de la OEA estaría conformada por militares gringos en su gran mayoría, como ocurrió en la República Dominicana en 1.965. La falsa agresión podría ser otra aplicación de los aviones de combate adquiridos por los meritócratas petroleros, ya mencionados en el punto 2. Este hipotético formato sólo se nos podría aplicar antes del 05 de junio del presente año, fecha en la cual se hace efectiva nuestra denuncia de este ominoso tratado, tal como ocurre con Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Aun así, debería contar con una mayoría calificada de los países miembros, cosa que luce altamente improbable de lograr. 

  1. Escenario de aplicación de Principios de Derecho Internacional y/o Doctrinas Militares de los Estados Unidos. Tal es el caso de las siguientes invasiones: Granada en 1.983, teóricamente basada en su Doctrina de Seguridad Nacional; Panamá en 1.989, amparada en la cruzada mundial contra el narcotráfico; Afganistán en 2.001 e Irak, en 2.002, emprendidas en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, amparándose en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas que consagra el derecho a la legítima defensa. Por descabellado que pueda parecer este escenario ha debido ser contemplado por los “genios” del Pentágono y a ello obedecen las infundadas y periódicas campañas a nivel mundial tendientes a implantar la matriz de opinión de que nuestro gobierno es narco complaciente, amante de la guerra, amigo de los países integrantes del “eje del mal” y demás estupideces que por fantasiosas no resisten el más mínimo razonamiento. Aunque en los casos de los países latinoamericanos invadidos no se solicitó la autorización de la OEA ni mucho menos de la ONU, en nuestro caso, dados los antecedentes, considero que un eventual proyecto de invasión tendrían que someterlo a la consideración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en donde todo apunta que debería ser vetado por Rusia y/o China. 
  1. Escenario Libia 2.011 y Siria, desde el 2.012

En ambos casos Estados Unidos y sus socios de la OTAN entrenaron y dotaron de armas tácticas de última generación a grupos de mercenarios de distintas nacionalidades, que fueron implantados al interior de esos países a través de las fronteras de países hostiles. El propósito de tales grupos era liberar una zona (Benghazi en Libia y Homs en Siria), formar gobiernos de transición y solicitar la intervención de las fuerzas de la OTAN. Cuando los gobiernos legítimos de los países se han defendido legítimamente, han sido acusados de masacrar a sus nacionales, con cruentos bombardeos aéreos (Libia) y con armas químicas (Siria) y entonces pasan a justificar la invasión por “razones humanitarias”. Con autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, Libia fue brutalmente atacada por fuerzas de la OTAN de todo tipo y terminó por sucumbir en medio de una destrucción total del país. Siria, cuyo proyecto de invasión por las fuerzas de la OTAN ha sido vetado en varias oportunidades por Rusia y China se mantiene en pie de lucha y todo apunta que logrará vencer, aunque con un altísimo costo en vidas y bienes materiales.

He dejado este escenario para el final  por estar convencido de que es el formato que nos están aplicando en la actual coyuntura. Buena parte de los pocos estudiantes con rol protagónico en la conspiración actual han sido formados como paramilitares, dentro y fuera del país, por los Estados Unidos (El M13 de la ULA, JAVU y los “paracos” disfrazados de deportistas de la Universidad de Carabobo, son un claro ejemplo de ello); los actos de verdadero terror perpetrados en los Estados Táchira, Mérida y Zulia, son innegablemente de factura paramilitar colombiana y en el resto del país han operado y están operando “lumpen proletarios” criollos de alto prontuario delictivo y paramilitares de diferentes nacionalidades: chinos, árabes y trinitarios, entre los que han sido ya apresados. 

Esta variopinta fauna paramilitar que sólo tiene como denominadores comunes: el odio a nuestra revolución por razones diversas, el haber sido formada en técnicas de insurgencia gringas de comprobada naturaleza terrorista y el ser generosamente financiadas por agencias de los Estados Unidos, en divisas fuertes y drogas para su consumo, si bien no ha logrado generar aún el anhelado “espacio geográfico liberado”, ha producido ya más de una treintena de muertes y daños materiales por una astronómica suma estimada en 20.000 millones de dólares, por lo que es necesario neutralizarla totalmente con carácter perentorio. 

A juicio mío esta fuerza paramilitar altamente violenta sólo podrá ser derrotada en el tiempo requerido, con la aplicación de una violencia equivalente por parte de las fuerzas restauradoras del orden público. Considero que ya está siendo hora de incluir en los grupos que combaten las acciones vandálicas, a efectivos capaces de utilizar con criterio las armas de fuego que prevé la ley para defender la propia vida y la de la ciudadanía indefensa. ¡Sólo después de haber neutralizado totalmente a estos paramilitares, podremos asumir que hemos derrotado la conspiración fascista internacional en desarrollo, naturalmente que por ahora! 

Finalmente, considero que el formato que en definitiva intentarán aplicarnos pudiera ser una mezcla de los contemplados por dos o más de los escenarios descritos aunque teniendo siempre como ingrediente común la presencia de fuerzas paramilitares mercenarias o “contratistas de defensa”, como prefieren denominarlos los voceros gringos. Es por ello que en la definición del qué hacer para contrarrestar exitosamente la invasión desde el ámbito civil, considero de vital importancia el instruir a los miembros de los partidos revolucionarios y demás organizaciones del poder popular, para adelantar labores de inteligencia que permitan la detección temprana de enclaves paramilitares en nuestros barrios y urbanizaciones. 

En el ámbito militar considero que el qué contrarrestar exitosamente la invasión pasa por: 

  • Mantener y en algunos casos incrementar el apresto operacional de nuestra FANB, incluyendo por supuesto las Milicias, partiendo del hecho comprobado de que el imperio, independientemente de la magnitud de la confrontación, busca enfrentarse a países débiles militarmente, bien porque se hayan desarmado voluntariamente en demostración de paz, como es el caso de Libia que aceptó destruir sus armas estratégicas o bien porque como en el caso de Panamá sólo contasen con un ejército nacional en incipiente fase de formación al momento de la invasión, ya que sólo contaban con un cuerpo de Guardia Nacional. 
  • Proponer al Consejo de Defensa del ALBA-TCP la suscripción de un tratado de defensa que explícitamente consagre que un ataque armado por cualquier estado contra alguno de los estados miembros, será considerado como un ataque contra todos ellos, y que en consecuencia, cada una de las partes contratantes se comprometa a ayudar a hacer frente al ataque, en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Tratado que podría entrar en vigencia a partir del 06 de Junio próximo, con la membresía de Bolivia, Cuba, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, en primera instancia. 
  • Fortalecer las alianzas estratégicas que hoy mantenemos con países que de manera general comparten nuestros puntos de vista en relación con el riesgo que para la soberanía de nuestros países y en general para la paz mundial, representan los Estados Unidos y sus socios de la OTAN: Rusia, China e Irán, entre otros. 

¡No queremos combatir contra los Estados Unidos ni contra ningún país del mundo pero, si insisten en venir contra nosotros les propinaremos su segunda derrota militar en América! 

¡Hasta la Victoria, Siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!


 

  1. http://www.difundelaverdad.org.ve/portada/patricia-poleo-solicita-intervencion-militar-de-ee-uu-en-venezuela/