Dramáticos acontecimientos sacudieron a Turquía ayer cuando tropas armadas salieron a las calles de Estambul y Ankara. Cerraron los principales aeropuertos y puentes, mientras que aviones militares rugían en vuelos rasantes sobre la ciudad. Un golpe estaba en marcha.
Soldados también se hicieron cargo de los edificios de la emisora estatal TRT y cerraron las emisiones, y cuando éstas volvieron los soldados instaron al presentador a leer un comunicado que decía:
«Las Fuerzas Armadas turcas se han apoderado completamente de la administración del país para restablecer el orden constitucional, los derechos y libertades humanos, el estado de derecho y la seguridad general que fue dañada.
«Todos los acuerdos internacionales siguen siendo válidos. Esperamos que todas nuestras buenas relaciones con todos los países continuarán».
Fue el octavo intento de golpe y si hubiera tenido éxito, habría sido el quinto en Turquía desde 1960. Sin embargo, los acontecimientos tomaron un giro cuando el primer ministro turco apareció libre dando una declaración a los medios de comunicación internacionales. Él dijo:
«Este es un ataque contra la democracia turca. Un grupo dentro de las fuerzas armadas ha hecho un intento de derrocar al gobierno democráticamente elegido al margen de la cadena de mando.
«La declaración hecha en nombre de las Fuerzas Armadas no fue autorizada por el comando militar. Instamos al mundo a que permanezca en solidaridad con el pueblo turco».
Un poco más tarde el presidente Erdogan apareció en CNN Turk a través de una llamada de video para pedir a la gente que saliera y ocupara plazas y aeropuertos y luchara contra el golpe.
La respuesta fue muy rápida. Miles de partidarios del AKP se esparcieron por las calles frente a los soldados, subiendo a sus tanques y algunos incluso tomando el control de los mismos, llevándoselos del lugar. Muchos fueron heridos durante escaramuzas, pero el movimiento parecía desbordar el golpe.
Al mismo tiempo, todos los grandes partidos políticos se pronunciaron en contra del golpe. El líder del CHP, el principal partido de la oposición pidió apoyo para el presidente y a sus partidarios que salieran a las calles. Muchos de ellos, aunque todos están vehementemente contra el AKP, lo hicieron para protestar contra el golpe. A pesar del profundo odio hacia Erdogan, muchas personas no han olvidado la sangrienta dictadura militar de los años 80. Los pocos miles de soldados fueron rápidamente rodeados por miles de manifestantes.
A las pocas horas el golpe empezó a desintegrarse. En todas partes los soldados comenzaron a retirarse en medio de protestas agresivas, y empezaron a llegar mensajes de altos mandos militares en apoyo al presidente. El Presidente Erdogan aterrizó en el aeropuerto de Ataturk en Estambul e inmediatamente hizo una declaración rápida declarando que el «levantamiento» había sido derrotado. A continuación, pasó a anunciar la depuración de las fuerzas armadas y la «limpieza de todo el país».
La lucha continuó durante toda la noche con bolsas de soldados luchando aislados en las grandes ciudades, lo que llevó a cerca de 200 muertos y más de un millar de heridos. Sin embargo, el golpe de Estado en su conjunto fue derrotado de forma rápida y Erdogan volvió a consolidar sus poderes.
«Un golpe flojo»
El golpe parecía haber terminado. Tras su estela, sin embargo, quedan muchas preguntas sin respuesta. El ejército turco no es ajeno a los golpes. Sin embargo éste en particular se llevó a cabo con una pésima planificación y preparación casi infantil. Después de salir a las calles y declarar que estaban tomando el poder, los impulsores del golpe no hicieron nada para tomar realmente el poder y consolidarlo. Tal vez estaban a la espera de que otras partes del ejército salieran en apoyo del golpe, pero no hicieron mucho para transmitir este mensaje – al menos públicamente.
De hecho, nadie sabía quiénes eran o qué es exactamente lo que querían, aparte de su declaración muy vaga, no trataron de movilizar a nadie en la calle y tampoco arrestaron a nadie. De hecho, Erdogan y el gabinete, junto con todos los cuadros del AKP, jefes de policía y otros partidarios del régimen permanecieron libres y sus oficinas más o menos intactas. Un funcionario del AKP dijo que su oficina fue allanada y se le «pidió» que se rindiera. Es evidente que no se rindió y claramente no se tomó ninguna medida contra él.
La única excepción fue el jefe del Estado Mayor, el general Hulusi Akar, quien informó haber sido tomado de rehén, sólo para ser «liberado» esta mañana. Por otra parte, los medios de comunicación tuvieron acceso completo a todo y pudieron transmitir en vivo todos los acontecimientos. Erdogan y otros líderes del AKP aparecieron en la televisión en directo para transmitir mensajes llamando a la movilización de masas de sus seguidores.
Daoud Jairallah, un profesor con sede en Washington hablando con noticias RT, relató estos errores básicos y describió el golpe como «muy chapucero». Un periodista de RT le hizo la pregunta «¿No es extraño que Erdogan no haya sido detenido? ¿No es eso lo que se hace en un golpe de estado?»Para empezar, ¿cómo se pudo permitir a los cazas y demás aeronaves hacerse cargo del espacio aéreo de Estambul sin resistencia?
Gregory Copley, un analista de Turquía dijo: «La planificación del golpe para este evento fue muy reservada, muy sofisticada. Habría de sortear mucha de la intensiva supervisión de los agentes internos del MIT – la inteligencia turca y otros – cuyo trabajo principal, era evitar un golpe de estado. Y sin embargo, se produjo».
Como podemos ver, el intento de golpe no fue muy sofisticado. Esto también hace que las afirmaciones de que estuvo detrás el movimiento del clérigo Gülen, opositor de Erdogan y exiliado en EEUU, es improbable. De hecho, es también altamente improbable que el MIT (Inteligencia turca), que tiene una fuerte presencia en las fuerzas armadas con el cometido exacto de luchar contra los intentos de golpe, no supiera nada de esta trama. Pero ¿por qué entonces lo dejaron actuar y causar la pérdida de la vida de tantas personas?
Un comentario de Turquía, ampliamente compartido en Twitter, era muy perspicaz:
«Lo más probable es que fuera un intento de golpe de Estado real, que era vagamente conocida de antemano, y al que se dejó avanzar, porque sabían que era desorganizado y débil. Esto significa que será seguido por un verdadero golpe de estado del propio Erdogan, y que se perderán los últimos restos de democracia. Así que vamos de mal en peor. El movimiento kurdo y todos los que estamos en la oposición seremos el objetivo en los próximos días. Ya se está formando un movimiento de camisas pardas, para imponer su ley en la calle una vez que el supuesto golpe sea derrotado en un par de días «
Erdogan y el Ejército
Es ampliamente conocido que los militares turcos procedentes de una clara tradición secular y que están cerca de la burguesía turca tradicional – es decir, no los aliados capitalistas de Erdogan de la zona de Anatolia – siempre han estado incómodos con Erdogan. Desde que el AKP llegó al poder, se han descubierto varios planes de golpe, y fue derrotado un intento de golpe en 2007.
Erdogan ha tratado de purgar el ejército muchas veces. Cientos de personas fueron detenidas, pero el núcleo del ejército fue siempre muy escéptico con Erdogan. No les gusta su islamismo, pero también se oponen a su imprudente política interior y exterior. En Siria han sido el obstáculo principal para que Erdogan comenzara una invasión a gran escala de partes del país.
Ya en abril hubo varios informes, algunos de ellos procedentes de los funcionarios del AKP, sobre un posible golpe que vendría de la fuerza aérea con vínculos con el movimiento Gülenista – un movimiento neo-islamista que fue aliado de Erdogan en el primer período de su gobierno. En marzo, el Daily Sabah, el vocero principal del AKP, publicó un artículo titulado «Operaciones cuyo objeto son Turquía y Erdogan» . En el artículo, se decía que el 50 por ciento de los pilotos de los F-16 de la Fuerza Aérea son pro-Gülenist y que todos ellos serían purgados de las fuerzas armadas en 2016. Declaraciones similares fueron hechas en varios otros lugares en los últimos 6 meses.
En las últimas semanas se han producido nuevos informes de que el gobierno seguiría adelante con una purga de las fuerzas armadas. Esto podría haber sido el detonante del golpe que estaba claramente dirigido por oficiales de rango medio y bajo, a pesar de que podría haber tenido la simpatía de algunos más altos.
Como los ataques terroristas del año pasado, probablemente nunca tendremos el cuadro completo de lo que ocurrió ayer, pero es muy poco probable que golpe pudiera haber procedido sin que la inteligencia turca hubiera mirado hacia otro lado. Este es un método usado a menudo por el régimen. Así fue en los casos de los ataques terroristas en Ankara y Suruc el año pasado, donde la inteligencia turca permitió a cientos de personas ser sacrificadas con el fin de apuntalar el apoyo de Erdogan, que había perdido en las elecciones parlamentarias de junio. Al permitir un cierto grado de caos, Erdoğan puede azotar la histeria y movilizar a sus seguidores con el fin de agrupar a la nación detrás de él y golpear a sus opositores.
La fuerza de Erdogan
En las últimas semanas Erdogan cambió por completo de curso sobre una serie de cuestiones – sobre todo en la política exterior. Al ver la creciente amenaza del ISIS y a sus agentes extremadamente débiles frente a las fuerzas rusas, iraníes y sirias, ha reclamado una normalización de las relaciones de Turquía con el régimen de Assad – al que se opuso con vehemencia hasta hace poco. También ha enviado varias cartas al presidente ruso Putin, pidiendo disculpas por la muerte del piloto ruso cuyo avión había sido derribado en Siria por la Fuerza Aérea de Turquía en octubre pasado. Por cierto que culpó del evento a los Gülenistas de la Fuerza Aérea. Un portavoz del Kremlin dijo: «El jefe del Estado turco expresó su profunda simpatía y condolencias a los familiares del piloto ruso fallecido y dijo «lo siento».» Estos son mundos a distancia de la postura del Erdogan matón y arrogante de hace tan sólo unos meses.
En lo que aparece como otro importante paso atrás de Erdogan, también permitió a las fuerzas kurdas del SDF en el norte de Siria, cruzar el río Eufrates y cerrar el corredor al ISIS en Turquía entre Jarablus y Azaz. Esto era algo que el propio Erdogan había llamado una «línea roja» para Turquía – señalando que prefería invadir Siria a permitir que esto sucediera. Sin duda, esto habría sido recibido con mucha ira dentro de la cúpula del ejército cuyo único punto de acuerdo con el AKP ha sido la lucha contra todas las formas de independencia kurda en Turquía y más allá.
También ha señalado una normalización de relaciones con Israel que, junto con los pasos anteriores equivalen a un colapso total y a la derrota de toda la política exterior de Erdogan de los últimos 6 años. Esta es una crisis importante para el régimen. Por otra parte, el atentado del aeropuerto de Estambul hace unas semanas y el aumento del terror, ambos relacionados con ISIS, ha aumentado la oposición a Erdogan tanto entre la población, como los grandes – tradicionales – capitalistas que quieren estabilidad para manejar sus negocios. Ven a Erdogan como responsable del terror por haber ignorado e incluso asistido al ISIS y a otros grupos islamistas para que se establecieran en Turquía con el fin de buscar el control de Siria.
No puede haber ninguna duda de que estos acontecimientos han sacudido el apoyo de Erdogan en casa y alentado a sus oponentes. En una situación social y política altamente polarizada, con la mitad del país radicalmente en contra Erdogan, tal derrota podría haber inclinado la balanza y provocado la agitación revolucionaria a la que Erdogan no estaba seguro de poder sobrevivir. Incluso si lo hiciera, sería un obstáculo importante para su sueño de lograr una presidencia ejecutiva con todo el poder concentrado en sus manos.
Ahora vamos al verdadero golpe
Sin embargo, al permitir tácitamente que el golpe siguiera adelante, Erdogan mantuvo la iniciativa – un factor clave en la guerra y la política. Es preferible permitir y derrotar un golpe débil que enfrentarse a un poderoso movimiento revolucionario. Además, esto permite Erdogan a consolidar aún más su poder dentro del ejército que había quedado en entredicho por la crisis. Si va a tener éxito, o simplemente provocar más resistencia, aún no es seguro. Pero es similar a las anteriores medidas adoptadas contra la policía, los gendarmes y los servicios de inteligencia en el pasado. Estos han sido purgados y luego inundados con miles de partidarios del AKP convirtiéndolos de fortalezas kemalista y Gülenista en herramientas de Erdogan. Al utilizar una facción débil dentro del ejército, él movilizará sus fuerzas y atacará en contra de la institución en su conjunto.
Todo el asunto es típico de los métodos de Erdogan. En las primeras fases de su gobierno utilizó las negociaciones de paz con el PKK para cubrir su izquierda y golpear a los kemalistas y al ejército en particular. Después del movimiento de masas de 2013 del Parque Gezi, sin embargo, una vez que el HDP prokurdo comenzó a reflejar la creciente lucha de clases, hizo un trato con el ejército para luchar contra los kurdos. Cientos de conspiradores golpistas de purgas militares anteriores fueron liberados y sus tribunales disueltos. En aquel entonces Erdogan necesitaba el apoyo del ejército contra el movimiento kurdo y la izquierda que estaban bloqueando sus ambiciones de ganar la presidencia. Ahora, sin embargo, con las últimas derrotas de su política exterior, Erdogan vio a la cúpula del Ejército como obstáculos en su camino hacia una presidencia con poderes ejecutivos completos que reduzcan las competencias del Parlamento. Él probablemente también los ve como potenciales focos de un movimiento creciente de oposición.
Se anticipó a una nueva ola de oposición creciente al permitir la propagación del caos sólo para presentarse como el salvador de la nación y el garante de la estabilidad. Al levantar un ambiente de histeria, ahora intentará utilizar su multitud enfurecida de elementos lúmpenes y pequeñoburgueses para golpear al ejército y, lo más importante, para concentrar más poder en sus propias manos.
Ante la profunda crisis del capitalismo turco y la creciente oposición, él realiza cada vez giros más violentos con el fin de desviar la atención y retener el poder. Si hubiera habido un movimiento obrero de toda Turquía con un programa revolucionario claro, se podría haber utilizado estas crisis para dejar en evidencia al régimen y convertirse en un verdadero contendiente por el poder. En su ausencia, Erdogan tiene margen de maniobra. Pero al tratar de salvar su propia posición se arriesga a que esté constantemente desestabilizando el país y preparando explosiones aún mayores en el futuro.
Para las masas trabajadoras esto será un revés. En su declaración de esta mañana, Erdogan no sólo dijo que iba a purgar el ejército, sino también todo el país. Sin duda, esto significará un escalonamiento mayor de la caza de brujas contra de cualquier oposición, en particular, los activistas de izquierda y de los sindicatos.
Erdogan se reforzará temporalmente, pero las crisis sociales, económicas, políticas y diplomáticas están condenadas a entrar en erupción de nuevo, tarde o temprano. Su principal problema es el del capitalismo turco, que es incapaz de impulsar la sociedad hacia adelante. La cúpula militar no puede resolver esta crisis. Ellos mismos son parte de la clase dominante, más rica, aunque políticamente más débil. La única salida es la construcción de un movimiento político obrero independiente que desafíe al mismo sistema, para ofrecer a la poderosa clase obrera turca una alternativa frente a tener que tomar partido en las luchas reaccionarias de diferentes alas de la clase dominante sobre quién debe gobernarla y explotarla.