En 1999, el organismo derribó 20 casas en San Timoteo, 25 en Ceuta de Agua y ocho en Tomoporo de Agua. La demolición formó parte de un “proyecto de integral sustitución” que el ente todavía intenta concretar. Ahora centenares de personas, incluyendo Como dice el viejo adagio, resultó peor el remedio que la enfermedad. Hace cinco años el Instituto de Desarrollo Social (Ides) derrumbó 53 palafitos en los pueblos de agua del municipio Baralt para reemplazarlos por otros de mejor calidad, pero las familias siguen en la calle.

Sólo obtuvieron las plataformas de concreto, que lucen desoladas sobre el Lago de Maracaibo, en los mismos espacios donde generaciones vivieron arraigadas desde hace siete décadas.

Ancianos enfermos, mujeres embarazadas, niños y adultos abandonaron sus casas con la ilusión de poseer “un hogar digno y un poblado bonito, que atraería a más turistas”, como recordó Marcelo Moronta, ex presidente de la junta vecinal de Ceuta de Agua.

“Nos dijeron que tendríamos viviendas como las de Nazareth, en El Moján, pero como no todos los habitantes estábamos de acuerdo con la demolición, nos llevaron a ese caserío palafítico para que comparáramos. Al ver la vistosidad y comodidad de esa zona, nos enamoramos del proyecto, y entusiasmados permitimos el derribo de nuestras residencias”.

Mal vivir

Pero han transcurrido cinco años y las familias aún viven arrimadas, en lugares prestados o incluso llegaron a levantar ranchos de latas a orillas de la playa para refugiarse. Para Moronta, la situación es simple: “Se burlaron de nuestra buena voluntad”.

Elda Luzardo tuvo que mudarse con su esposo y cuatro hijos pequeños a la casa de su mamá, donde vivían otros seis parientes. “Era un palafito chiquitico en el que no cabía una docena de personas. De repente todos estábamos hacinados, sin privacidad e incómodos”.

María Ucarilde Moronta, de 88 años, enferma de la tensión arterial y con artritis, también debió salir de su residencia propia para vivir con una hija. “Para colmo aquí nos inundamos cada vez que llueve, porque el techo se filtra. Más vale me hubiera quedado en mi casa”.

Tarea pendiente

No sólo Ceuta de Agua fue perjudicada con el proyecto, “también 20 familias de San Timoteo y otras ocho en Tomoporo de Agua perdieron sus casas”, informó Carlos Morales, ex director de Vivienda de la Alcaldía de Baralt.

“Supuestamente el proyecto respondía a razones de seguridad, pues las bases de los palafitos estaban deterioradas y debían reforzarse”.

Además, se buscaba impulsar el Plan Rector Cultural del estado Zulia, que brindaba especial atención a los pueblos de agua, por ser exponentes de las raíces históricas y gozan de atracción turística. “Pues nada de eso se logró, sólo tenemos 53 familias sin casa, sin mayor justificación”.

Aseguró que la mayoría canceló 9.500 bolívares como inicial para lograr el mejoramiento de los palafitos, recibos bancarios que todavía conservan los habitantes, según comprobó PANORAMA.

Arando en el mar

En el año 2000, Morales presentó un informe detallado al organismo regional sobre las actuales condiciones de vida de los pobladores, con fotografías incluidas, pero no recibió respuesta.

“Nosotros también estamos agotados de hacer diligencias en el Ides y no nos brindan una solución. Otras dos veces nos atendió el Secretario de Gobierno, Nelson Carrasquero, quien habla de puras promesas. La verdad, nos sentimos estafados”, recalcó Aracelis González, presidenta de la asociación de vecinos de Ceuta de Agua.

A su juicio, las trabas se han presentado porque “este proyecto fue emprendido y abandonado durante el gobierno de Francisco Arias Cárdenas, y con Manuel Rosales los directores del Instituto de Desarrollo Social no nos han dado importancia”.

Desde mediados de agosto, PANORAMA ha intentado conocer la posición de Victoria Gómez, presidenta del Ides, respecto a este problema.

Luego de varias llamadas telefónicas y tres visitas al organismo regional sin ser atendidos, una vocera de Gómez informó que “el problema no sólo se presenta en Baralt, también hay palafitos inconclusos en otras localidades, como Santa Rosa de Agua en Maracaibo. Para concluir la obra, en el año 2002 solicitamos una partida de un millardo de bolívares vía Ley de Asignaciones Económicas Especiales, que todavía no ha llegado. Por eso, en estos momentos preparamos un informe técnico para solicitar ese monto mediante un crédito adicional, a un ente financiador que todavía no hemos determinado”.

De conseguirse los recursos económicos, agregó, tendrán que reparar las nuevas plataformas construidas, pues con el paso del tiempo ya algunas presentan daños.