Un día, parece que un país está en calma y que la camarilla gobernante está firmemente afianzada en el poder. Al día siguiente, las masas revolucionarias se plantan frente al edificio del Parlamento en llamas. La policía se ha ido, los diputados han huido y también el primer ministro. Las fotografías y los vídeos que han salido recientemente de Nepal son asombrosos. También son sorprendentemente similares a las escenas que ya hemos visto: en Sri Lanka, Bangladesh, Kenia, Indonesia.